Los Disciplinantes de San Vicente de la Sonsierra más conocidos como “Picaos” ostentan un lugar relevante en la religiosidad popular y en las tradiciones, siendo la última y única manifestación del rito penitencial de la flagelación que queda en Europa donde, hasta el siglo XVIII, era una práctica relativamente frecuente en pueblos y ciudades. Esta tradición ha subsistido durante tantos siglos, a pesar de las enormes dificultades que han tenido que superar, gracias al apoyo e implicación de los habitantes de la localidad.