A los pies de la sierra de Cantabria...

San Vicente de la Sonsierra

1938. El callejero y la memoria histórica en San Vicente de la Sonsierra

El relato de la Guerra Civil aún convive en la memoria colectiva de nuestra sociedad. La guerra y el franquismo marcaron mucho a la generación de nuestros/as padres/madres y abuelos/as, pues experimentaron en primera persona un régimen dictatorial que interrumpió el proceso democrático iniciado con la proclamación de la II República en 1931. Un “nuevo Estado” impulsado por una serie de militares sublevados que decidieron echar por tierra la legalidad republicana.

Y es que durante los casi cuarenta años de vida del franquismo, se promocionaron fundamentalmente valores tradicionales, católicos y militares con un único objetivo: suprimir sistemáticamente todo signo de progresismo político. Así, se promovieron diferentes medidas destinadas a ensalzar el régimen, ya fuera mediante la impartición de contenidos favorables al “nuevo Estado” en las escuelas o fuera a través de la realización de cambios en la nomenclatura del callejero. Al fin y al cabo, para el dictador ferrolano, situado al frente de la jefatura de Estado desde el 1 de octubre de 1936, inaugurar una calle en honor a los mártires de la causa, de las batallas en la que el bando franquista había derramado sangre a favor de la nueva España y, en definitiva, de los símbolos y lugares de memoria, era la mejor manera de mantener el recuerdo de quienes habían caído en la cruzada contra el marxismo y la impiedad.

De este modo, muchos de los nombres que se otorgaron a las calles durante el franquismo respondieron al significado simbólico que tenían para el Consistorio Municipal o, simplemente, fueron muestras de simpatía hacia el nuevo régimen. Así se entiende que las denominaciones estuvieran casi siempre relacionadas con los siguientes temas: la cultura política carlista, intelectuales, políticos y empresarios de la derecha local, mártires y lugares de memoria de la Guerra Civil y personajes o símbolos que la dictadura decidió vampirizar para utilizarlos a su favor con objetivos propagandísticos.

San Vicente de la Sonsierra no fue ajeno a estos nuevo cambios, máxime cuando en la II República había sido un pueblo de importante agitación socio-política, en el que se había declarado el comunismo libertario en 1933, con un importante sustrato cenetista (de la CNT) y en el que nacieron líderes anarquistas como Abel Ramírez Mendoza, miembro destacado de la de la CNT de Vitoria, cercano a Isaac Puente, y combatiente del batallón Bakunin en el frente norte durante la Guerra Civil. En este sentido y con estos precedentes, a las ya de por sí férreas medidas que en San Vicente se impusieron desde el Gobierno Civil de Logroño, se sumaron las ordenanzas aprobadas por la alcaldía presidida por Fortunato Monge, que se propuso borrar todo rastro republicano en el municipio. Así, en sesión ordinaria de pleno municipal del 28 de febrero de 1937, estando presentes los concejales Alberto Varela, Luis Mendoza, Cipriano Lizaranzu, Casimiro Díaz y Mariano Gil, en representación de Falange y de Comunión Tradicionalista carlista, se propuso el cambio de calles que se puede ver en el siguiente cuadro para honrar “a nuestros heroicos jefes que con tanta abnegación están llevando a cabo la restauración de nuestra querida España que hasta nuestro glorioso alzamiento había sido pasto de los marxistas que con sus inicuos programas quería vender nuestra patria, señalando odios y destrucción”:

Denominación durante la II República

Denominación durante el Franquismo

Plz./ de la República

Plz./ del Generalísimo Franco

c/ Miguel Villanueva

c/ General Queipo de Llano

c/ Mayor

c/ General Varela

c/ Amós Salvador

c/ Purísima Concepción

c/ Carretas

c/ Calvo Sotelo

c/ del Remedio

c/ José Antonio Primo de Rivera

El 13 de junio de 1938, el Gobierno Civil de Logroño aceptó los cambios de denominación, valorando gratamente que a las calles ya señaladas se incorporaran otras como “Zumalacárregui” y “Nuestra Señora del Remedio”. No obstante, al igual que sucede con otras calles, desconocemos si en San Vicente de la Sonsierra la calle Zumalacárregui sustituyó a alguna otra de origen republicano o pre-republicano. La documentación depositada en el archivo municipal nos permite señalar que durante la II República hubo calles como “Amós Salvador”, “Miguel Villanueva” y “Galán y García Hernández”, que fueron eliminadas del callejero municipal por su vinculación con el republicanismo o, simplemente, con el progresismo. De hecho,  la calle “Galán y García Hernández” desapareció porque se había puesto en honor a Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández, dos militares que se sublevaron en 1930 en Jaca contra la dictadura del general Berenguer (la conocida como dictablanda) con el objetivo de proclamar la República. Con todo, al igual que sucede con la primigenia calle “Zumalacárregui”, no sabemos cuál era su trazado original, ni a qué calle sustituyó, debido a la ausencia de actas municipales y de documentación anterior a diciembre de 1933.

Pero, retomando la cuestión de la calle Zumalacárregui. Que esta fuera incluida en la propuesta del Gobierno Civil no sorprende, sobre todo, si valoramos que San Vicente de la Sonsierra fue un pueblo polarizado ideológicamente, donde anarquistas y carlistas tuvieron un peso considerable, como ya se ha señalado. En cambio, si que debemos valorar que la denominación de Zumalacárregui fuera incluida por primera vez en el callejero municipal en plena Guerra Civil, porque respondía al objetivo propagandístico de reconocer la aportación del carlismo a favor de los sublevados en la guerra.

Este tipo de cuestiones puede levantar ampollas, incluso, pasiones porque es un tema controvertido, pero la historia es la que es. Por tanto, los/as sonserranos/as deberían saber que la calle Zumalacárregui se puso en el contexto de la Guerra Civil, como sucedió en ciudades como Bilbao y San Sebastián, y que tal denominación fue un guiño a los compañeros de armas de Franco.La diferencia entre este pueblo riojano y las mencionadas ciudades vascas radica en que mientras que en la mayoría de pueblos y ciudades de La Rioja, como Santo Domingo de la Calzada y Logroño, tal denominación ha desaparecido a día de hoy porque, como he dicho, es un homenaje, claro para algunos, velado para otros, al bando franquista, en las calles del País Vasco se ha mantenido porque el militar carlista es tanto un símbolo como un inmediato precedente de la historia del nacionalismo vasco. De hecho, han sido los ayuntamientos regidos por partidos de esta ideología quienes han decidido mantenerlo en el callejero, pese a que sitió Bilbao, con la consecuente destrucción parcial de la ciudad. Lo más grave, además, es que lo han hecho mientras quitaban calles como Espartero, principal responsable de la liberación de Bilbao durante la primera guerra carlista.  

Pero, continuando con lo que nos concierne, ni la calle Zumalacárregui ni otras como como Carlos VII, Navarra y Oriamendi están sujetas a la Ley de Memoria Histórica de 2007, pues la legislación considera que no enaltecen al franquismo. Esto se debe a la ambigüedad de la que adolece la mencionada ley y de las interpretaciones, que ha generado una especie de oasis para estas calles. Es más, en cierto sentido, la ley nos invita a pensar que sólo fueron los miembros de Falange y los militares dirigidos por los Mola, Sanjurjo y Franco quienes se levantaron en armas contra la República –y por eso hay que retirar sus calles del nomenclátor– cuando, en realidad, hubo apoyos procedentes de diferentes partidos como Renovación Española, la CEDA, los carlistas, el partido nacionalista español, entre otros.

Con este texto, he querido resaltar algo que aparentemente parece inocuo, pero, si aceptamos nuestro callejero actual debemos saber por lo menos quiénes eran esos personajes y el porqué de que se les otorgara una calle como homenaje. No soy partidario del cambio de denominación de algunas calles, porque si se analiza la trayectoria de aquellos a los que se rinde homenaje con una calle, deberíamos retirar el 99% del nomenclátor. Sin embargo, sí creo que se debe realizar cierta labor pedagógica añadiendo señalización o cartelería explicativa de la denominación, porque “mientras insistamos en poner nombres de persona en el nomenclátor de nuestras ciudades, es imposible que existan calles sin mácula” (López de Maturana, 2017).

 

Para saber más…

LÓPEZ DE MATURANA, Virginia y GONZÁLEZ DE LANGARICA, Aitor: Catálogo de símbolos y monumentos públicos existentes en Euskadi que supongan una exaltación de la Guerra Civil y de la Dictadura, Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz, 2011.

LÓPEZ DE MATURANA, Virginia: “Calles sin mácula”, El Correo, 25-10-2017.

DÍEZ MORRAS, Francisco Javier: “Los cambios de nombre de las calles de la ciudad”, Historia calceatense, 2015 http://www.historiacalceatense.com/el-cambio-de-los-nombres-de-las-calles-de-la-ciudad-2a-parte/

Ley 52/2007 de 26 de diciembre, Ley de la memoria histórica http://leymemoria.mjusticia.gob.es/cs/Satellite/LeyMemoria/es/memoria-historica-522007

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